martes, 27 de marzo de 2012

Xochipilli


En el Museo de Antropología e Historia de la ciudad de México se halla Xochipilli sentado sobre un cubo de basalto bellamente tallado. Las rodillas en alto y las piernas en cruz de San Andrés, las manos con los pulgares e índices en contacto y la vista hacia el infinito.
Grandes orejeras de jade; coraza -con fleco que termina en garras de tigre o colmillos de serpientes- sobre la cual, en el pecho, ostenta dos soles con sendas medias lunas sobre los mismos. Pulseras y rodilleras que rematan en flor de seis pétalos; canilleras con garras que aprisionan sus tobillos y, sobre las canilleras, dos campánulas con las corolas hacia abajo arrojando, una, seis semillas y la otra fuego; cactli cuyas correas se anudan graciosamente sobre sus pies.
Xochipilli: «xochitl», flor; «pilli», principal. Dios de la agricultura, de las flores, de la música, del canto, de la poesía y de la danza. «Flores y cantos son lo más elevado que hay en la tierra para penetrar en los ámbitos de la verdad», enseñaban los tlamatinime en los calmecac. En el pecho ostenta el símbolo de Gran Deidad. Las garras felinas del fleco de su coraza son las mismas que a los lados de la cara de Tonatiuh destrozan corazones, símbolo del sacrificio de las emociones del iniciado; sacrificio sin el cual no es posible llegar a Dios.
La vulgo religión nahua celebraba la fiesta xochilhuitl en la cual, durante los cuatro días que la precedían, era obligatorio comer solamente panes de maíz sin sal una vez al día y dormir separados de sus mujeres los casados. Al quinto día, públicamente se ofrecían a Xochipilli danzas y cantos acompañados de teponaztli y tambores, ovación de flores recién cortadas y panes con miel de abejas en los cuales se ponía una mariposa de obsidiana, símbolo del alma del creyente.
En los calmecac -«calli», casa ; «mecatl», cuerda, lazo, corredor largo y estrecho en las habitaciones interiores de un edificio- tenía lugar una ceremonia ofrecida a Xochipilli. Once niños, todos hijos de nobles, ejecutaban cantos y danzas en círculo en las cuales daban tres pasos hacia adelante y tres pasos hacia atrás, seis veces, al mismo tiempo que agitaban graciosamente sus manos.
Un niño, arrodillado frente al fuego que ardía en el altar, oraba silenciosamente por el pan de cada día y otro niño permanecía parado en la entrada del templo haciendo guardia. Esta ceremonia duraba tanto como las danzas infantiles y debía celebrarse en la primera noche que apareciera en el cielo la fina hoz plateada de la Luna nueva. El director del calmecac, de pie entre el niño que oraba y los danzantes, dando frente al altar, con el rostro impasible como el de Xochipilli, recogía las vibraciones de la oración infantil, la de los cantos, la de las danzas, y levantando sus manos oscuras hacia el cielo, que ahora antojábanse una flor, pronunciaba quedamente la mística e inefable palabra que designa, define y crea, y que los niños pronunciaban en coro DANTER-ILOMBER-BIR. 
Sabiduría es amor. Xochipilli mora en el mundo del amor, de la música, de la belleza. Su rostro sonrosado como la aurora y sus rubios cabellos le dan una presencia infantil, inefable, sublime. El arte es la expresión positiva de la mente. El intelecto es la expresión negativa de la mente. Todos los Adeptos han cultivado las bellas artes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario