martes, 22 de noviembre de 2011

El lenguaje



Es urgente comprender la belleza del lenguaje. Es necesario que nuestras palabras lleven en sí mismas la sustancia de la sinceridad. No debemos usar jamás palabras arrítmicas, inarmónicas, groseras, absurdas.
Cada palabra debe ser una verdadera sinfonía, cada frase debe estar llena de belleza espiritual. Es tan malo hablar cuando se debe callar, y callar cuando se debe hablar. Hay silencios delictuosos y hay palabras infames.
Hay veces que hablar es un delito, hay veces que callar es también otro delito. Uno debe hablar cuándo debe hablar y callar cuando debe callar.
No juguemos con la palabra porque ésta es de grave responsabilidad.
Toda palabra debe ser sopesada antes de articularse porque cada palabra puede producir en el mundo mucho de útil y mucho de inútil, mucho beneficio o mucho daño.
Debemos cuidar nuestros gestos, modales, vestuario y actos de toda especie. Que nuestros gestos, que nuestro vestido, modo de sentarnos a la mesa, manera de comportarnos al comer, forma de atender a las personas en la sala, en la oficina, en la calle, etc., estén siempre llenos de belleza y armonía.
Es necesario comprender la belleza de la bondad, sentir la belleza de la buena música, amar la belleza del arte creativo, refinar nuestra manera de pensar, sentir y obrar.
Samael Aun Weor

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